Uno de viajes, singles y tópicos

Se acercaban mis últimas vacaciones del año.  Pretendía huir de mi ciudad y de todo lo que tenía que ver con rituales y costumbres navideñas.

Me encontraba en busca del viaje que, aparte de relajarme, poder descansar de los quehaceres de mi día a día; me ayudase a retomar a la vuelta, ese tedio con otro talante. Hasta el próximo periodo en el que volver a la huida, la diversión y el olvido.

Como todo en esta vida, la labor tiene distintos matices. La cara y cruz de una experiencia placentera que, hasta llegado el momento de subirte a un aparato con ruedas, alas, o timón, puede resultar un quebradero de cabeza, entre unas cosas y otras.

Obviamente, mi peregrinaje no fue nada agradable. Hay más contras que pros: no te gusta el sitio, no cuadran las fechas, demasiado cerca, muy lejos, el presupuesto de festejos no da para tanto… etc.

Y por tanto acúmulo de circunstancias, llegué al punto preciso: se encendió mi lamparita mental y aquí estoy de nuevo.

Lo que sigue es de sobra conocido: se busca un viaje, o un pasaje, y a la hora de seleccionar distintas opciones, el de las personas SIEMPRE TIENE EL NÚMERO 2. Se da por hecho viajas acompañado, aun cuando el desplazamiento pueda ser trabajo, u otra causa no relacionada con el ocio.

Y… si osas rectificar el número por un fatídico 1, comienza el tormento. Los precios fluctúan más que el valor de las criptomonedas. Me ha ocurrido igualmente, que aparece un mensaje: COMPLETO. Sin embargo, al seleccionar 2 personas, ¡milagro, hay plazas…!

Además de los escollos técnicos, supone una carga adicional, tanto económica como emocional. A ojos de parte de la sociedad, parece algo vergonzoso  hacer una escapada sin acompañantes. Paseas tu soledad sin esconderte, dejando ver al resto del mundo tu infortunio. 

Una no termina de explicarse por qué, en ocasiones, es más cara una habitación en la que pernocta una sola persona. O también el “suplemento por habitación individual” que imponen en los viajes en grupo. En España todavía hay hoteles con habitaciones para 1 persona.

Si bien al pernoctar en un hotel con otra persona se comparte el gasto, al hacerlo sin compañía se abona lo mismo. Todo ello, a pesar de que no vas a dormir en las dos camas, ni siquiera por fastidiar, visto lo que te han cobrado.

En otros viajes, cruceros por ejemplo, es cuanto menos insultante, que al hacerlo solo, se abone casi lo mismo que si viajas acompañado, como si fuera una especie de discriminación. Además de pasear tu vergüenza, si es lo que realmente sientes por esa condición, parece que, debes cotizar con un incremento abusivo y desproporcionado.

Todo lo anterior es el llamado impuesto a la soltería”, denominado así por la autora de un fantástico y divertido blog que leí.

He viajado sin acompañantes y he compartido habitación. En mi caso, todo fue una grata experiencia. Mi compañera y yo congeniamos a las mil maravillas. Pero, para algunas personas, supone un hándicap compartir estancias con un desconocid@.

La penitencia de mostrar a quién no conoces tus miserias físicas o de otra índole, es complicada. Si roncas como un búfalo, sueñas en alto, o tu ritual de cremas, limpieza dental, y atavíos diversos para ir a dormir, es comparable al de Cleopatra, para ser la más esplendorosa del Antiguo Egipto, puede ser demasiado.

Estudios y estadísticas revelan que la decisión de personas a viajar en solitario o sin compañía es una tendencia en auge y no precisamente porque el número de divorcios vaya en aumento. El concepto de pareja “vamos juntos hasta a hacer pis” ha cambiado. Se van imponiendo otros tipos de relación. Tomarse unos días en soledad o apartado de tu cónyuge, sirve para oxigenarse,  no para echar “una canita al aire”. Con todo ello, se rompe otro estereotipo: no toda persona que viaja sola es single.

Planificar un viaje no es tarea sencilla, pero si a eso le unes el condicionante de hacerlo solo, resulta aún más complejo. 

El mundo de la soltería, o en su moderna acepción, “single”, al que pertenecemos muchos, ha sufrido una moda bastante extendida de afirmaciones que, lejos de ser verdad, ni siquiera se pueden generalizar. La única verdad, es que cada persona es un mundo.

Progresan las costumbres y el pensamiento colectivo, normalizando la condición afectiva de los mortales. No obstante, existe por ahí un germen rancio, viejuno y, a veces machista que etiqueta a los demás por su estado sentimental, además de su género.

Igual en hombres y féminas, un single, era alguien con EL TRABAJO: ese magnífico comparable al paraíso, en el que, hagas lo que hagas, te pagan un pastizal. A lo largo del tiempo, se fue extendiendo el cliché, que las personas que viven solas, tienen un estatus financiero elevado.

Una mujer sola, soltera o single era una borde a la que nadie quería y. debía ir por la Tierra cual alma del inframundo, purgando sus pecados.

Por contra, un hombre en igual situación, era un macho alfa. Un “picha brava”, conocedor del secreto de la vida, que aprendió de sus errores manteniéndose en estado de gracia, a fin de apuntarse tantas bazas, como permitieran sus hercúleas fuerzas genitales.

Volviendo al tema anterior, se viaja sol@ porque no tienes a nadie con quién hacerlo, o porque eres un/a “rarit@” de narices.

Y, aparte de las vicisitudes de mi viaje fallido, el estado civil, ha servido para que se me juzgara en casi todos esos términos. Era extrañamente raro, que no tuviera pareja… sumando algunas otras “categorías”, que es mejor no mencionar.

Mi humilde y modesta moraleja:

Cada cual se denomine como guste. Las personas solteras, solas o singles  pueden tener un trabajo apasionante, o un asco. No es determinante la condición personal, con la profesional, e igualmente con la económica.

Hombres y mujeres pueden ser antisociales, rancios, magníficos o glamurosos. El género y la existencia o no de compañía, son sinónimo de convertirte en ángel o demonio.

Se puede permanecer solo por una cuestión personal:

—Porque “mejor solo que mal acompañado”.

—Por el mantra “ni con cualquiera, ni a cualquier precio”.

—Porque así son las cosas y “ya vendrán tiempos mejores”

—Porque “mejor solo que mal acompañado”.

Tal vez una combinación de todas. Ninguna de ellas te transforma en un ser superior o un bicho de los pantanos.

Vaya siempre por delante, mi respeto a todo el mundo. Soy una mujer feminista, con el absoluto convencimiento de la igualdad entre los sexos. La bondad o vileza es condición del individuo y no del género. El contenido de mis posts es lo que pienso, he vivido y, desgraciadamente, he sido sentenciada por mi situación sentimental. 

Se van rompiendo estereotipos y las sociedades avanzan. Quizás llegue el día en que se dejen de poner etiquetas a quien vive de forma diferente a la nuestra. Espero que haya un mañana en el que la industria hotelera y la del transporte cambien su mentalidad y viajar con un@ mism@ signifique no pagar más por ello.

 

Por los que estamos solteros, pero nunca solos (Acción poética). Viajes, Singles y Tópicos

Viajar es una forma de aprender y de superar miedos Luis Rojas Marcos

 

2 respuestas a «Uno de viajes, singles y tópicos»

  1. Además de lo comentado, el tema single se ha vuelto una oportunidad más de hacer caja!!!
    Juegan con la debilidad de pensamiento de los singles lanzados a la búsqueda de la felicidad!!!
    Si tú no pagas, hay muchos que si lo harán y lo saben. Es su baza

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