Bienvenidos al mundo en el cual la gente se inscribe para conocer a otras personas, pero luego no escribe o habla. Donde entras con mucho interés, y al mismo tiempo no te interesa nada. Donde contactas con mujeres, hombres, o lo que estés buscando y no preguntas, solo te limitas a decir tontunas en un chat, sin llegar a ninguna parte. Comienza el viaje, ligando online.
Teatro, interés, perfección.
La tierra de la vida glamurosa y fantástica: del postureo; tanto tienes, tanto vales. Del soy mejor que los demás, pero no reconozco que estoy tan sol@ como ellos. La vanidad se abre camino a grandes zancadas. Debes haber viajado hasta al espacio, escalado el Everest, y nadado con el mismísimo Poseidón, si quieres tener alguna posibilidad con esos seres de luz que están allí para hacer un favor a la humanidad.
El planeta de la desolación: pues ya es triste tener que hacer ostentación de tu profesión, o recursos económicos, para conseguir hacer «match» con otras personas.
El paraíso de la falsa apariencia: te vendes como la mejor opción, a costa de “tunear” fotos, o abrir el cajón de los recuerdos y desempolvar las de tiempos mejores, no importando si después, cuando vean tu aspecto real, perciban sin lugar a dudas, que ha pasado el tiempo y no te ha hecho justicia.
La catedral de la descripción: en la que te defines como un ser especial, amigo de tus amigos (quisiera que alguien me explique algún día, tamaña estupidez). Y, por supuesto ¡mides 1,80! aunque una con su estatura real y un mínimo tacón ni llegue al 1,70, pero a tu lado estéis a la par.
Incongruencia, engaño, desaparición.
El universo de la gente sana: que hace deporte hasta cuando duerme. Pero… se le olvida quitar esas fotos donde luce un evidente sobrepeso y una barriguita que no se tiene haciendo abdominales en el gym.
Si aquello del “amor es ciego”, es o no cierto, aquí no tiene cabida. Cuando tu visión de un individuo contiene unas imágenes y frases, que concentran a quién pueda estar entre tus nuevas amistades o conquistas, surgen las dudas si al retrato del supuesto deportista le sobran unos cuantos kilos. Entonces empiezas a preguntarte, dónde están el resto de sorpresas que no se confiesan.
El territorio donde el ghosting campa a sus anchas: te dan con la puerta en las narices por el motivo más tonto o sin él. Nunca pisas terreno firme; caminas sobre cristales y, cualquier acción que moleste al interlocutor, será suficiente para que desaparezca, sin despedida; tan rápido como apareció. Lo peor de todo, es que al final terminas haciendo lo mismo a fuerza de decepción y antes que te lo hagan a tí.
Desilusión, negocio, impersonal.
Un espacio que es el reflejo mismo de la sociedad actual, en el cual sus integrantes peinan canas y desastres personales en igual cantidad. Vuelve la olvidada “batalla de los sexos” y encuentra un nuevo escenario; prepotencia y arrogancia a partes iguales, sin distinción de género:
Yo no hablo hasta que lo hagas tú….
El lugar donde aviesos y anónimos empresarios, te ofrecen felicidad sin límites: vivencias increíbles buscando a tu alma gemela, todo por una no módica cantidad. Una vez que han hincado los dientes en la tarjeta de crédito, te dan largas y trabas a miles, para evitar que te des de baja, mientras te dejan silbando la cuenta corriente.
Ahí precisamente no habla la experiencia, las miles de reseñas que inundan la Red, son testigo de ello. A estas alturas, una va de discreta, con el perfil básico y gratis. El dinero mejor invertirlo en otras diversiones, aunque cada vez que te asomas te anuncian a bombo y platillo que 146 almas suspiran por tus huesos y, hay que pagar para verlas. Creo que con una me conformo…
Un catálogo de perfiles falsos, macerado con los de mortales que sí han creado una cuenta, donde te hacen creer que tú, Cenicienta, vas a recibir a tu príncipe azul, recién pintado, y viviréis en el castillo por siempre jamás. Te vendemos el cuento de hadas, luego la realidad se encargará del resto.
Es tan impersonal como la carta de un restaurante: hay un gran menú, pero ciertamente no sabes que comer, porque ningún plato llama tu atención. Solo se diferencia en que sí el “manjar” ni motiva, ni provoca hambre, deslizas a la izquierda y, “desechado” al instante.
Al ruedo, realidad global.
Con tu mejor sonrisa, actuales tus fotos y un gran talante, te enfrentas a puerta gayola a lo que te provoca tanto ánimo como miedo. Ahora formas parte del catálogo, del menú en el que elegirás y te elegirán, si el destino ha escogido para ti, esa forma de aplacar tu permanente soltería. En el mejor de los casos, ampliarás tu lista de amigos.
Si ya es difícil de por sí embarcarte en conocer, a quien solo es una imagen y varias frases agradables en un perfil, para los no versados en estos espacios, es como hacer malabares y equilibrios al mismo tiempo.
Esta es la realidad de miles de personas en España, millones en el mundo. Ha transgredido todos los parámetros de edad, desde los más jóvenes a los veteranos. Quienes han tenido un desengaño, o la vida les arrebató a quien amaron, los que no han tenido pareja, o se sienten solos, sin importar el género, la edad o la tendencia sexual.
El pasado, recapitular.
Mi andadura en un blog comenzó contando mi experiencia en Internet y en páginas de contactos y RRSS. En aquel momento y después de dos intentos muy distanciados en el tiempo, decidí apartarme de ese mundo, al no haber tenido buenas experiencias.
¿Lo juzgo ahora con excesiva severidad? Reiterando lo dicho párrafos más arriba, habla la experiencia. Mía, así como de sujetos inscritos en webs y apps, que cuentan sin parangón vicios y virtudes de las mismas.
Entonces ¿Qué haces aquí? Sería la siguiente pregunta. Es fácil de responder: creo en la gente; sé que aún quedan personas buenas y sencillas, aunque entre tanta niebla es difícil ver el bosque, pero cuando lo ves, constatas que merece la pena; hay criaturas iguales a tí. Que no siempre la vida nos pone las cosas fáciles. En una sociedad que evoluciona tanto para bien, como para mal, encontrar con quien compartirla, es una lucha titánica.
Admitir, iniciar el viaje, ligando online
No me molesta mi soltería, pero si me perturba la soledad. Como alguien que vivió en pareja, se añoran un cúmulo de momentos maravillosos y, de compartir el día a día con otro ser humano. Creo que tengo algo que ofrecer, únicamente falta alguien que lo sepa apreciar; no voy a darme por vencida.
El tiempo nos hace recapacitar, afrontas como son las cosas. Ahora sabes que eres mitad ángel o demonio, según el día o la coyuntura. Actúas igual que los demás, te mueves por la Tierra conforme hacen otros. Antiguamente conocer gente o buscar pareja a través de internet era algo de desesperados y raritos. Ahora es más habitual que salir a un bar y entablar conversación con un extraño.
Cada cual lo verá y juzgará según le haya ido el viaje. Yo estoy en la carretera…. He vuelto a Internet.
Amar es una oportunidad, un motivo sublime que se ofrece a cada individuo para madurar y llegar a ser algo en sí mismo, para volverse mundo. Rainer María Rilke.