El psiquiatra suizo Carl Gustav Jung, acuñó el término SINCRONICIDAD, para describir aquellos eventos, que se producen de forma no casual, sin mediación de ningún tipo, pero que están conectados por una relación de significado, y pueden a llegar a repetirse en el tiempo.
El ejemplo más sencillo de sincronismo, es cuando piensas que tienes que llamar a alguien, que ha llegado a tu mente sin saber por qué, y con quién no contactas desde hace tiempo. De repente suena tu teléfono y esa persona es quién te está llamando.
Si bien es cierto, que en multitud de ocasiones es la casualidad quién interviene, por ciertas experiencias que he tenido, cuando las casualidades son demasiadas, no sabes el porqué de lo que percibes, ves, o por qué te ocurren; se torna en una sucesión de recordatorios sobre el mismo tema; dejo de creer en el azar, y me transformo en una conversa de lo paranormal y el misticismo profundo, ¿será una señal? ¿una señal de que? ¿por qué me pasa esto?, etc.
Lógicamente te dejo querid@ lector@, que te replantees si mi salud mental está en buenas condiciones, o es que me aburro mucho. A veces yo también me cuestiono… Como alguien me dijo hace poco, «todos tenemos un cable pelado».
Desde hace un tiempo me ocurren estos fenómenos. Al principio no le di la mayor importancia; lo achaqué a estar implicada en algunos temas, y quienes bien me conocen, saben que pienso mucho mucho las cosas (hasta que no las mareo, no paro). Pero cuando continuaron de forma significativa y con más frecuencia, «mi cable pelado» me dijo que aquello no era muy normal (o necesitaba a un compañero de Jung).
Mi sincronicidad más significativa fue que, un día al terminar de hacer ejercicio, decidí no volver a casa y acercarme andando en un «paseito» de unos 5 kilómetros entre ida y vuelta, para echar la Primitiva, porque me apetecía seguir andando.
Por aquel entonces había un asunto inconcluso con una persona, con la que no tenía contacto. En cierto punto en mis auriculares empezó a sonar una canción de Dire Straits, (de una lista de casi 400 temas de todo tipo), que habíamos compartido la última vez que nos habíamos visto. Para rizar el rizo, estaba pasando por la puerta de un hotel que tiene su nombre y, como colofón, la calle que hacía esquina, es la de una región que adoro y que en alguna conversación con el/la subsodich@, me había preguntado ¿Cuándo me vas a llevar? Pocos días después, tuve noticias de esa persona…
¡Vaya! ahora quieres saber que paso?? Mejor lo dejamos para otro post jejeje.
Como saber si aquello que piensas, esas cosas que aparecen ante tus ojos de forma continua, un nombre, un lugar, un anuncio, un olor, son señales del universo que, te indican que debes seguir esa intuición, que todo aquello que se te muestra es la afirmación de estar en el momento correcto y, la vida, el destino o el mismísimo Buda, ha querido obsequiarte con aquello que deseas o necesitas: un trabajo, dinero, la solución a un problema de salud, qué más da…. y con solo dejarte ir tus anhelos se cumplirán?
La vida nos pone delante momentos, cosas, situaciones, personas, que quisiéramos tener de forma permanente y, de los que solo podemos disfrutar unos breves instantes, o quizás nunca, lo que deseamos atesorar, mas no es posible retener, y aun así los flashes siguen presentándose, martilleando tus sentidos, como diciéndote: ¡No te apartes!
Sigues luchando, fluyendo y esperando, o por el contrario es la confirmación de que por mucho que quieras y pidas, tal vez no llegue nunca.
No obstante, otorgar mi máximo respeto a quién cree en las casualidades, en que todo tiene una explicación sencilla, racional; tiene un por qué y Jung era un señor que estaba trastornado de tanto oír problemas de los demás. Pero… simplemente, yo quiero creer en lo extraordinario, en lo divino, prefiero creer en la magia.
En qué crees tú?